La piedra



Entonces alguien toma una piedra del suelo y la arroja al aire. En el instante preciso en que la piedra remonta vuelo cobra conciencia de sí misma. Estoy viva, dice, estoy viva, repite. Siente la fuerza del viento y la fuerza del impulso que la eleva y cree que ése es su mundo, que el vuelo le es propio y es feliz. En ese transcurrir la piedra aprende sobre su entorno, piensa, reflexiona acerca de las virtudes de ser una piedra voladora, está contenta, se enamora de las nubes inalcanzables, y de un viejo cuervo que la ve pasar con sorpresa, sueña y piensa en su futuro y en su pasado. Pasa el tiempo y el impulso que puso a la piedra en el aire va perdiendo fuerza. La piedra empieza a caer de manera vertiginosa, sabe que su tiempo se acaba, intenta hacer algo pero qué va a hacer si es una pobre piedra. Finalmente, impacta en el suelo, árido y duro. Así que esto es la muerte, dice, y se queda quieta y en silencio para siempre.

©S.C.
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