Bostezos
De vez en cuando se nos escapa un bostezo. Pero somos buenos atrapando los propios y los ajenos. La mayoría no logra cruzar el alto muro. La guardia de honor es implacable. Sin embargo, alguno alcanza la libertad. Las consecuencias suelen ser funestas. Cuando un bostezo prófugo llega a una aldea de campesinos, lo inevitable ocurre: los bostezos se multiplican rápidamente. Hombres, mujeres y niños bostezan; los más viejos recuerdan el cansancio, la necesidad de dormir, y se duermen. Entonces sueñan, y en sus sueños son felices. Al despertar, bostezan y se preguntan: ¿Cuál es el sentido del trabajo? ¿Para quién trabajo? ¿A quién pertenecen estas tierras? Deciden que es hora de un cambio. Estas cuestiones quitan el sueño al señor feudal, que ahora no puede dormir porque se le ha escapado un bostezo.
©Por Sandro Centurión
Comentarios
Publicar un comentario